martes, 2 de diciembre de 2014

François Mitterrand





Al contrario de lo que sucedía en España, con la aparición del prometedor Felipe González al frente del gobierno, los liderazgos de las grandes potencias europeas caían en manos de tipos rudos y entradoe en edad. Viejos elefantes que conocían la jungla y jugaban a la economía mientras nosotros ansiabamos despertar de un sueño eterno.

Todos hablan de aquel tipo como un hombre cálido y un estadista sensacional. Viéndole como adulto, entiendo la importancia que tuvieron sus medidas en la progresista Francia de los ochenta. Pero como niño, mirando hacia detrás, el tipo me tenía pinta de vampiro. Esbozo una sonrisa y recuerdo aquellos juegos de habitación en los que el malo de la película se llamaba siempre François Mitterrand. Cosas de críos. Benditas cosas de críos.

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